
Mi nombre es Alberto y soy adiestrador canino desde hace aproximadamente 15 años pero no siempre ha sido así, como muchas otras personas me he dedicado a otras cosas antes de poder dedicarme profesionalmente a lo que más me gusta, los perros. Años atrás estudié automoción ya que los coches y las motos son mi segunda pasión (en aquel entonces no creía que se pudiera vivir trabajando con perros) y cuando empecé a trabajar decidí marcharme de casa. Al parecer la suerte no estaba de mi lado y un ladrón entró en casa un fin de semana en el que mi compañero de piso y yo estábamos de viaje.
Nuestra Historia

Fue entonces cuando fui a comprar mi primer perro viviendo solo, Horus, un cachorro de Dobermann precioso. En un primer momento no fue muy bien acogido por mi pareja ya que ella en ese momento estaba de viaje y le di la noticia por teléfono y al decirle que era un Dobermann no le hizo mucha gracia (palabras textuales: “¿No había otra raza?, ¿Tiene que ser un Dobermann?.

No tardó demasiado en ser aceptado, ese pequeñajo sabía hacerse querer

Todo lo que tenía de guapo lo tenía de “malo”, ese maldito cocodrilo nos estaba volviendo locos, lo destruía todo, se cagaba y meaba por todas partes, era imposible salir de casa sin estar sufriendo.

Lógicamente había que poner una solución, lo normal hubiera sido llamar a un profesional pero en vez de eso decidí empezar a hacer cursos de Adiestramiento canino para mejorar así nuestra relación con Horus, poco a poco le fuimos enseñando a convivir mejor en casa, algunos trucos y ese cocodrilo empezaba a parecerse al perro de las películas “The Doberman Gang”, aún así su energía era muy alta y al ser un perro tan potente salir a la calle se hacía complicado. En ese momento, indagando por internet encontré a Los Guardianes, una escuela de adiestramiento especializada en obediencia canina, guardia y defensa y perros deportivos (practican y enseñan Mondioring, una disciplina deportiva que combina guardia y defensa, obediencia y agilidad), ahí me saqué los cursos de obediencia canina y de formación de perros de guardia y defensa.
Empecé a practicar mis conocimientos con Horus y poco a poco creamos un vínculo espectacular era “El perro”, siempre atento, caminando a mi lado, siempre dispuesto a jugar y a protegernos. La gente al vernos por la calle me preguntaba si era adiestrador y fue cuando empecé a hacer algún trabajo de adiestramiento y, poco a poco fui viendo que estar en el taller no me llenaba, yo quería estar con los perros lleno de babas y pelo no en el taller.

Un día me desperté puse el taller en traspaso y me arriesgué para cambiar mi vida y dedicarme al 100% a lo que más me gusta: LOS PERROS.
Y así fue como empezó...
